La Residencia Medica En El Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”

Imposible olvidar esta experiencia trascendente. Imposible no ratificar que esta formación de postgrado es la única posible para una capitalización intelectual, moral y ética que define nuestra forma de ser, para toda la vida. No solamente en lo profesional sino también en lo personal. Que el trabajo era mucho?? Qué las guardias eran demasiadas ??.Nada comparable con lo que se recibe a cambio. De un médico con solo materias aprobadas y con un diploma de papel, la transformación a un médico pediatra seguro de sus habilidades, criterio y conocimientos. Un médico ahora con la humildad necesaria para aceptar sus limitaciones, consultar con sus maestros y con la entereza suficiente para reconocer que curaremos solo a veces, pero que la posibilidad de acompañar y consolar existirá siempre. La residencia médica del “Niños ”, me brindó el esplendor de sus mejores maestros: Gianantonio , los Rivarola, Escardó, Cullen, Bergadá, Los Mendilaharzu, Roccatagliata, Kreutzer, Matera, Vitaco, Eskenazy y tantos otros. Imposible ser ajeno a tanta vocación de enseñar. Al mismo tiempo el enfrentar diariamente la “clientela hospitalaria”, producto tantas veces de la inequidad, la pobreza, la marginación y expresada nada menos que en “niños víctimas” nos enseñó a asistirlos con mayor compromiso. Nos enseñó también a rebelarnos contra toda forma de injusticia y discriminación. Fue la época de postergar objetivos materiales y es necesario que así sea, aunque hoy en día esta verdad sea tan resistida.